En la Provincia de Santiago del Estero, la producción agropecuaria durante el siglo pasado, se realizó principalmente con criterios productivistas, a partir de las décadas del ´80 y ´90 se incorpora la noción de sustentabilidad, que entre otras cosas asume la existencia de límites físicos en la explotación del suelo y agua, del bosque y de la fauna silvestre. El producto de décadas de manejo inadecuado de los agroecosistemas, además de repercutir en la calidad de vida de los productores agropecuarios y los sectores vinculados a los mismos, generó señales claras de degradación de los agroecosistemas, entre las que deben destacarse:La degradación de suelos, debido principalmente a la erosión laminar y salinización de los mismos. La degradación de cobertura vegetal, principalmente por arbustificación de los agroecosistemas. La destrucción de hábitats con pérdida de biodiversidad de flora y fauna. Se destacarán dos casos de la aplicación de prácticas de manejo que tienen un alto impacto sobre la degradación de los agroecosistemas y que han sido objeto de estudios recientes: La habilitación de tierras para la producción agropecuaria, sin una planificación adecuada del desmonte y su posterior utilización y el uso ineficiente de los recursos hídricos .En las ultimas décadas, gran parte de los Productores del Área Noreste de Santiago del Estero, orientaron los agroecosistemas forestales y ganaderos hacía la producción agrícola. El sistema de la soja destruye 4 de cada 5 puestos de trabajo existentes y sólo crea un puesto de trabajo cada 500-600 has, siendo sólo viables y autosuficientes para este sistema. Por el contrario la economía familiar genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100has. Bajo las condiciones actuales, las familias han recurrido a la multiocupación, a fin de complementar sus ingresos, lo que resulta muchas veces en la migración de comunidades enteras. En el departamento J.F.Ibarra la actividad económica estaba centrada en la cría de bovinos, lanares, yeguarizos, porcinos, mulares, asnales y caprinos; además del cultivo de sorgo granífero, sorgo azul y negro, maíz, trigo, algodón centeno y sandia. Pero el gobierno debe saber que salir de la sojización implica antes que nada, redistribuir la tierra y repoblar el territorio nacional devastado por el mono cultivo de la soja. La expansión del cultivo de soja no se reduce a un reemplazo de otros cultivos en las regiones tradicionales maiceras, sino que tiende a extenderse hacia regiones otrora consideradas no aptas; así en el período 1993-94 a 1998-99 la superficie total sembrada de soja crece casi un 50%, un 161% en Santiago del Estero.
Bibliografía: INTA, Santiago del Estero